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Simbología del Cuerpo Humano

Cada vez que conocemos y descubrimos más del cuerpo humano nos damos cuenta de lo increíblemente complejo que es, tanto como lo es el universo. Entender a estos dos le ha costado a la humanidad una incalculable inversión de tiempo, recursos económicos y tecnológicos, lo peor de todo es que aún no terminamos de conocer a ninguno de los dos, pero siempre se ha relacionado a uno con el otro (el universo y el cuerpo).

Todos los sacerdotes de la antigüedad conocían de anatomía y aceptaban que las funciones de la naturaleza eran reproducidas en pequeño por el cuerpo humano y esto ha sido confirmado a lo largo del avance de la tecnología, los antiguos sacerdotes decían que por lo tanto entender al hombre era comprender al universo.

¿Es quizá esta la enseñanza perdida, será que la correcta interpretación de la simbología encerrada en nuestro cuerpo y en el universo son la clave para entender el “todo”?.

Al empezar a leer sobre este tema me llamo profundamente la atención que muchísimas, por no decir que todas las religiones, cultos, escuelas filosóficas, resaltan que el cuerpo humano es un templo y no solo eso, la disposición de los templos de estas escuelas y religiones muchas veces están configuradas con la forma de un cuerpo humano, el Tabernáculo de los judíos, el Gran Templo egipcio de Karnak, las estructuras religiosas de los sacerdotes hawaianos y las iglesias cristianas (algunas), están dispuestas en forma de cruz e incluso algunas fuentes sugieren también al templo del Rey Salomón, por mencionar ejemplos de estas prácticas.

Si el cuerpo humano fuera extendido sobre alguno de estos edificios, con los brazos abiertos, se vería que altar mayor ocuparía la misma posición relativa que el cerebro ocupa en el cuerpo humano.

De acuerdo con las teorías que respaldan esta idea, el cuerpo humano tendría que ser dividido en 3, y poniéndolo en analogía con el universo se dice que es: (empezando por la cabeza y terminando en las piernas),  Cielo, Tierra e Infierno.

Las bases (el infierno) del templo, como mencionamos anterior mente se referiría a las piernas pero, ¿Por qué relacionar la base del templo con el infierno?

Una de las teorías apunta a que el primer paso para elevar un templo son las bases y se podría decir que es el paso más importante pues serán las bases las que sostengan el todo, además, por ser el lugar por el que se empieza a construir nuestro templo, se entiende que venimos llenos de impurezas, vicios, venimos de la oscuridad (el infierno) y en esto debemos trabajar para depurarlos o perfeccionarlos y lograr así la construcción de un buen templo, por tanto se cree que es este el motivo de la relación con el infierno.

También se puede relacionar a las piernas con las columnas “B” y “J” siendo la columna “B” la representante de la belleza, lo perfecto y sublime de la obra y “J” representaría la fuerza, de su poder infinito, con estos dos elementos (belleza y fuerza) empezaría el arduo trabajo de salir del infierno, además, se puede interpretar, que para estar en sintoniza con el universo exterior, no debemos dañar nuestro templo y debemos mantenerlos sanos y fuertes, como decía un antiguo filósofo: “mente sana cuerpo sano” partiendo de esto podemos empezar a perfeccionar la construcción de nuestro templo, esto explicaría porque resulta tan difícil empezar a trabajar en nuestros templos. Por supuesto, esta es sólo una de las muchas interpretaciones que se pudieran dar sobre el significado de estas columnas como base de nuestro templo.

Ahora correspondería hablar de la columna vertebral y según la partición antes descrita, la columna vertebral representa a la tierra, se dice que la tierra es el punto de conexión  de los dos mundos arriba  el cielo y abajo la oscuridad, pero para llegar al cielo debemos elevarnos, con lo cual surge una teoría (masónica) que nos describe a la columna vertebral como una escalera de caracol de 33 escalones y curiosamente, la columna vertebral en efecto está conformada por 33 segmentos y resulta interesante que muchas religiones y escuelas filosóficas  a menudo se refieran a ella como el camino, la serpiente, la vara o cetro, etc.

Los hindúes enseñaban que hay 3 canales en el sistema espinal (Ida, Pingala y Sushumna) Los cuales conectan los centros inferiores del cuerpo con el cerebro. Los griegos los simbolizaban con el báculo de Hermes, pero sin embargo, siempre se refieren estos a símbolos de conexión entre los dioses o dios (según la religión o escuela) y la tierra. Cabe destacar además que en la religión cristiana se dice que Jesús fue crucificado a los 33 años y Jesús representaba también la conexión o representación de Dios en la tierra. En conclusión parece ser que en efecto esta la mejor interpretación que se puede dar a la columna vertebral, la representación de la conexión entre el cielo y la tierra, lo divino y lo oscuro.

Siguiendo con la teoría de que el cuerpo se divide en 3, Cielo, Tierra e Infierno, corresponde hablar del cerebro. Sin duda alguna que es uno de los órganos más difíciles de comprender y el que tiene las funciones más difíciles de replicar, puesto que lo controla todo, cada centímetro de nuestro cuerpo o templo funciona o no gracias a él, siendo entonces fácil comprender porque lo relacionan con el cielo, entendiendo al cielo como el lugar donde habita el dios o los dioses, los que controlan el todo.

Otras teorías se refieren a que en el cerebro esta “el tercer ojo”. El tema del tercer ojo es complejo y se mezcla con las leyendas. La leyenda de Lemuria dice que sus habitantes poseían un solo ojo que les permitía percibir el aura, los infrarrojos, los ultravioleta, etc…y más hacia nuestra era, tenemos la leyenda griega de los cíclopes citados en la Odisea de Homero donde Aries, Blontes y Esterodes controlaban los elementos naturales con el poder de su único ojo. Todo esto no son más que leyendas y nada hay que permita afirmar que en un pasado lejano los seres humanos solo tuvieran un ojo; sin embargo, si sería lógico pensar que todas estas leyendas son una forma antigua de novelar y referirse a un “tercer ojo”.

La religión cristiana y otras muchas, se refieren a Dios con la expresión del Ojo que todo lo ve. Sin pensar ni por un segundo que seamos como dioses, los místicos afirman que el ser humano posee un tercer ojo que le proporciona “poderes” transcendentales. Sin embargo no es un ojo físico, situado en medio de la frente o bajo la piel. El tercer ojo al que hacen referencia se asocia con las glándulas pineal y pituitaria y, en cierto modo, con el segundo Chakra o Chakra frontal. Los místicos afirman que estas glándulas, además de su función material son las encargadas de percibir las vibraciones externas que reciben los ojos y cuya frecuencia no es visible. La ciencia conoce ya que un complejo sistema nervioso une los ojos con estas dos glándulas.

La glándula pineal y pituitaria, nuestro “tercer ojo”, puede abrirse a la transcendencia y hacernos tomar consciencia de los fenómenos “extrasensoriales” o “psíquicos”, como por ejemplo, la percepción del aura.

El tercer ojo no es un ojo físico, no es necesario abrir en medio de la frente un pequeño agujero como algunas creencias y sectas hacen. El tercer ojo es algo relacionado con nuestro cuerpo espiritual y dado que todo posee su reflejo en lo material es a través de las glándulas pineal y pituitaria que ello es posible.

Es interesante el gran conocimiento que los antiguos egipcios tenían, si comparamos la forma de la glándula pineal con el ojo de Horus, observaríamos su gran semejanza. ¿Casualidad o conocimiento? (anexos).

En conclusión parece ser que nuestro cielo, se refiere al ojo que todo lo ve, a nuestro controlador del todo, parece además que se tratara de referir a que el ojo que todo lo ve, es quizá nuestra conciencia y que cada actuación que hagamos con nuestro templo o cuerpo está bajo el cuidado de este y quedara en nuestras conciencias saber si hacemos o no lo correcto. Además parece ser que nuestra glándula pineal y pituitaria son vulnerables a percibir fenómenos extrasensoriales y se deja entre ver que si logramos el control sobre ella abriríamos definitivamente un portal divino que nos permitiría vivir en paz y armonía y que seguramente significaría la conexión de Dios con nuestro cuerpo, la conexión de lo divino y lo oscuro.

Me despido con una cita del libro La Anatomía Oculta Del Hombre de Manly Palmer:

“Como el centauro del zodiaco, el hombre está eternamente esforzándose en elevar la conciencia humana desde el cuerpo animal”.

Y con una frase anónima: “Busca paz para tu mente y encontraras salud para tu cuerpo”.

M:.M:. Gustavo A. Hernández L.

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